La salida de este mes ha sido un poco larga y especial, nunca se había hecho, y la experiencia ha merecido la pena.
La lluvia hizo su aparición por la mañana, augurando la anulación la aventura programada. Aun así decidimos continuar adelante con el plan: Pasar la noche en una Borda de cazadores.
Puntualmente seis “expedicionarios” nos presentamos a la cita, emocionad@s ante lo que se avecinaba.
Nos repartimos en dos coches, la cantidad de abalorios que llevamos fue tan grande, que la salida de una noche, podría haber sido la excursión cinco.
El sirimiri nos acompañó en todo el camino, hora y media de maravillosas vistas pasaron ante nuestros ojos sin darnos cuenta, gracias al espectacular paisaje. El verde intenso de los árboles, nos dejó embobados y la niebla nos recibió en Arrarats. No resultó molesta, para ninguno, más al contrario, después de recoger la llave para encaminarnos a la borda, cogimos nuestras cámaras para inmortalizarla. La sensación envolvente que tuvimos al adentrarnos en la espesura, nos hizo pensar que alguna ninfa del bosque aparecería para darnos la bienvenida.
Después de atrapar la luz ambiental que nos dejaron las ninfas, regresamos a la borda a preparar la cena con la esperanza de que cesara el sirimiri que nos acompañó, en nuestro paseo, pero siguió toda la noche, arruinando la sesión nocturna de fotos… Que no la noche, porque es cuando comenzó la diversión.
Unos sacaban las viandas, otros preparaban el fuego otros, los más atrevidos, con el hacha en mano se pusieron a cortar troncos, para avivar el fuego de la chimenea. Entre tronco y tronco fueron pasando las horas, cenando, cantando, contando chistes y una fotógrafa, nos entretuvo acompañando nuestros cantos con el sonido de su armónica.
Más tarde distribuimos los sacos en el suelo de la borda (muy duro cierto), dispuestos a dormir, pero el sueño no quiso venir al encuentro de algún@s y acabamos adivinando títulos de películas, con bastante éxito,
A uno de los socios Morfeo lo atrapó de tal forma, que el deleite de sus “generosas aleluyas” nos impidió dormir al resto. Otra socia, como si de una cadena se tratara, no paraba de moverse dentro del saco haciendo un ruido, al parecer, peor que los ronquidos. En un momento dado una insomne socia agobiada de tanto “crisss-crisss” susurró:
“para de moverte y dile al cantor de aleluyas que se calle. “
El cantante dejo de bramar, pero los “crisss” no.
A la mañana siguiente, nos despertamos con el canto de “las mañanitas” a todo pulmón con que nos deleitó otro socio. Desayunamos y salimos a fotear hasta el medio día, De regresamos a la cabaña, hicimos comida y en la tertulia, “El cantante de Aleluyas,” de forma muy jocosa nos refirió su versión de los hechos nocturnos, la carcajada estuvo asegurada, las tripas dolían de tanto reír,”
Sin ánimo de aburrir podría seguir contando más anécdotas pero lo dejo aquí.
Una aventura digna de repetir.
Mil gracias a todos lxs participantes, fue todo un placer.
La comisión de Quedadas