Como ya preveíamos, esta salida iba a ser especial, por lo complicado del trayecto. Y efectivamente, así fue.
Nos animamos 13 socios, y nos dirigimos a Jaizkibel alegres y contentos con la ilusión de fotografiar esas rocas y esos colores tan magníficos que hay por ahí. El camino era duro, mucha pendiente y los helechos estaban bastante altos. Parecía que estuviésemos por las selvas colombianas… Pero allí íbamos, adelante, nada frenaba nuestra ilusión. Al final llegamos a las rocas, e hicimos un pequeño descanso.
Desde allí fuimos acercándonos a la zona elegida para fotografiar, pero todavía quedaba un buen rato, y el calor y el cansancio empezaban a acusarse. De hecho, 3 de los participantes optaron por abandonar la expedición. Así que les despedimos con pena, pero creo que es sensato no forzar demasiado las fuerzas.
Y seguimos adelante consiguiendo nuestro objetivo. Nos fuimos dispersando por el lugar, y cada uno elegía su choco a fotografiar. Unos más detalle, otros más panorámica… el entorno es precioso. Cuesta bajar, pero es espectacular. Estuvimos un par de horas, que aprovechamos para comer, beber, y coger fuerzas, y avanzamos un poco más hasta una zona donde hay unas rocas abovedadas con unas formas muy curiosas.
Y de ahí, decidimos dar por terminado el día; pero… todavía nos quedaba lo peor, algo que sabíamos que teníamos que hacer, pero se nos hizo eterno… subir hasta donde habíamos dejado los coches.
Empezaba a hacer mucho calor, nos quedamos casi sin agua, y sin fuerzas, y con alguna herida. Pero había que llegar. Cinco de nosotros, se adelantaron y el resto les seguíamos a duras penas. Ya sin nada de agua, encontramos un riachuelo, del cual no podíamos beber porque hay muchos animales por la zona y puede que no sea buena para su consumo. Así que llenamos nuestras botellas, y por lo menos nos la íbamos echando por encima para refrescarnos.
Y un poco antes de llegar al final, vemos como los que habían llegado primero bajaban a nuestro encuentro con botellas de agua fresquita, que habían comprado para nosotros… se lo agradeceremos eternamente.
A partir de ahí, ya nos encontramos mejor, y llegamos a buen “puerto”; un chiringuito donde nos tomamos unas cervezas y comentamos las vicisitudes del día.
Por lo menos vinimos cargados de buenas fotos y contentos. Una vez más, fomentamos la amistad y el compañerismo. Eso sí, con agujetas hasta en las pestañas…..
Bueno, que no se asuste nadie, que prometemos que la siguiente la haremos “apta para todos los públicos”. Así que estad preparados.
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