Buen tiempo, buena compañía, buen ambiente. El pasado día veinte, todo se puso a nuestro favor para disfrutar de nuestra tamborrada. Si contamos que, siendo miércoles, no había mucha gente por la calle (digamos que cuatro y el tambor), el camino se nos hizo cómodo y sin empujones, y los zapatos terminaron más limpios de lo habitual.
El recorrido se modificó ligeramente. De forma voluntaria en un caso, parando en Santa María, y de forma involuntaria en otro, sorteando un autobús que nos cerraba el paso llegando a la Casa de la Rioja, pero que Jorge solucionó como si llevara un GPS en su bastón de mando.
Creo que comparto con todos los que estuvimos allí, tocando o no, la emoción que supone tocar por las calles, en el kiosko del bule y sobre todo en la Consti,
pero terminar la fiesta en el Zeruko también trae calor a nuestros corazones… y a nuestros estómagos. Este año, entregamos una placa en agradecimiento al trato que nos dan en ese bar que marca el fin de nuestro recorrido por lo viejo.
Guardemos los tambores, curemos las ampollas, cerremos los ojos y dejemos que el eco de ese día se vaya diluyendo en nuestros quehaceres diarios. En mis oídos todavía resuena el último redoble…
Ba gera…
PD: Y para los que os sepa a poco, os podéis unir al grupo Tamborrada s.f.g., en Facebook
Que envidia! me encantaría poder participar el año que viene. ¿Cómo me puedo apuntar?
Hay una comisión que lleva el tema; pregunta en la sociedad.
Eskerrik asko.